miércoles, 13 de abril de 2011

CARTA DE UN PADRE DESOCUPADO

Hijo mío. Juro que no te traje al mundo para esto. Cuando miro la fuente sobre la mesa y veo que hay sólo dos porciones para cinco se me congela el corazón.
Me siento tan impotente, tan inútil. Lo que más soñé es que tuvieras todo, o por lo menos, lo necesario.
Pero ya lo ves, hijo, las cosas no son así. Ahora soy sólo una boca más para llenar.
Añoro mi trabajo porque me hacía sentir fuerte, porque me daba autoridad ante vos. Ahora sólo tengo desesperación. Es tan feo querer y no poder...
No puedo olvidarme cuando vos y tus hermanos venían corriendo hacia mí para revisarme los bolsillos que estaban hasta el tope de caramelos de leche. De tu sonrisa cuando te compraba cada año el guardapolvo blanco  y las zapatillas nuevas con puntera de goma.
Y sé que sientes todo lo que pasa. Ya no te veo corretear feliz y disparar con tu escopeta de juguete. Parece que tus enemigos de cartón te han herido de muerte. Estás mucho tiempo en silencio, cosa que antes no hacías. Mamá ya no tiene que correrte por toda la casa para encajarte el ajustado sweter en el cuello.
Y te movés apenas, y respirás apenas. Me cuesta imaginar tu mente tan frágil y tan pequeña con un dolor tan grande.
Te veo así y ni siquiera tengo valentía para hablarte. No puedo soportar que el hambre se burle de vos, y yo esté sentado en el living de casa.
Ya no tiene sentido levantarme ni acostarme. Ahora el día es todo uno, largo e interminable. Me siento tan innecesario...
Me había prometido darte tantas cosas...Cada embarazo de mamá fue como un sol que nos iluminaba. Que le daba sentido a mi vida. Que me daba esperanza.
Y el amor que te doy, y el amor que me das, me hace a pesar de todo agradecido, pero no me alcanza.
Siempre me reí de la palabra depresión, pero ahora la tengo adentro. Me siento devorado por ella. Tengo una vidriera negra en los ojos. No quiero vivir. No quiero verte lleno de carencias.
Y a veces me vuelvo frío y perverso como si tuvieras la culpa.
Perdóname...es tan difícil entender la tasa de desocupación cuando te veo con hambre!
Hijo, no sé que decirte. No sé qué hacer. Hice sólo el colegio primario, me criaron honesto. Ni siquiera sé robar.
Sólo puedo decirte que te necesito, que lo único que quiero es criarte bien, verte feliz.
Lo único que quiero: es trabajar.

1 comentarios:

seba dijo...

que triste

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