viernes, 11 de marzo de 2016
Y es tan indescifrable ese misterio de la vida
que por igual nos hace gozar y padecer,
nos da el día y la noche
la rosa y la muerte.
Me veo en este cielo con el espejo
de mis palmas,
me veo en la mirada de mis hijos
y en los días que me faltan.
No hay de qué preocuparse,
la mano que me mueve es sabia...
Todo es por algo, nada es por nada.
Fugazmente las cosas se escabullen...
y en un solo segundo ya no son las mismas:
lo que era vida es muerte,
lo que era muerte es vida.
Todo lo que es nuevo, lo es con el dolor
de haber sacrificado su verdadera forma antigua.
que por igual nos hace gozar y padecer,
nos da el día y la noche
la rosa y la muerte.
Me veo en este cielo con el espejo
de mis palmas,
me veo en la mirada de mis hijos
y en los días que me faltan.
No hay de qué preocuparse,
la mano que me mueve es sabia...
Todo es por algo, nada es por nada.
Fugazmente las cosas se escabullen...
y en un solo segundo ya no son las mismas:
lo que era vida es muerte,
lo que era muerte es vida.
Todo lo que es nuevo, lo es con el dolor
de haber sacrificado su verdadera forma antigua.
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